jueves, 27 de julio de 2023

Jn 19,18

 <<Allí lo crucificaron y, con él, a otros dos, a un lado y a otro; en medio, a Jesús>>.

No se especifica quienes lo crucificaron. Son todos culpables de su muerte. En primer lugar, los sumos sacerdotes (19,16a: se lo entregó a ellos para que fuese crucificado), que la tenían decidida (11,53) y la han obtenido. Pero también Pilato ha traicionado al hombre por temor a perder su puesto.

En la cruz, Jesús no va a estar solo: con él crucificaron a otros dos. A diferencia de los otros evangelistas, Jn no identifica a los dos compañeros de suplicio ni los califica de manera alguna. Son éstos los que van a morir con Jesús; las palabras con él recuerdan las de Tomás el Mellizo: Vamos también nosotros a morir con él (11,16). Figuran a los discípulos que siguen a Jesús hasta el final y dan con él la vida por el hombre.

La especificación: a un lado y a otro; en medio, a Jesús, muestra la corte del rey, pues Jn no ha mencionado que hubiesen quitado a Jesús los atributos reales (19,2.5). Los puestos a la derecha y a la izquierda del personaje principal correspondían a las personas de mayor rango. Los que mueren con Jesús condenados por <<el mundo>> (15,20) son los que lo poseen en su comunidad. Pero Jn no distingue entre derecha e izquierda; expresa una localización que indica la igualdad.

Estos son los discípulos que están donde está Jesús (14,3; 17,24) por haber recorrido su camino (14,4.6). El Hombre levantado en alto ha tirado de ellos hacia sí y los ha levantado con él hasta la cumbre de la entrega (12,32). Son granos de trigo que, caídos en la tierra, van a morir para dar mucho fruto (12,24).

Al principio del evangelio aparecieron dos discípulos que siguieron a Jesús y se quedaron a vivir con él (1,39); al final, dos hombres lo han acompañado hasta el término de su camino y van a morir con él. Como aquéllos representaban la comunidad ideal, así éstos figuran el término de su itinerario. De hecho, será la cruz la muerte que Jesús anuncie a Pedro, cuando, en la escena final, éste se decida a aceptar el amor de Jesús y sea invitado a seguirlo (21,18-19).

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