<<y que les has demostrado tu amor como me lo has demostrado a mí>>.
Jesús expresa con otras palabras lo antes dicho, mostrando la equivalencia entre <<gloria>> y <<amor>>. En efecto, la gloria que el Padre le ha dado y que él da a sus discípulos (17,22) es el don del amor del Padre a él y a ellos. La gloria-amor se identifica con el Espíritu; con él comunica el Padre a sus nuevos hijos la capacidad de amar hasta el final, como Jesús (13,34). Así, lo mismo que éste, con su actividad, manifestaba a Dios como Padre, es decir, como donación generosa y total, lo mismo harán los suyos (cf. 14,12; 15,12).
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