Se enteraron de esto aquellos fariseos que habían estado con él, y le preguntaron: <<¿Es que también nosotros somos ciegos?>>.
Estos fariseos se han hecho jueces del ciego y lo han expulsado. Han obrado así en nombre de su Ley, utilizada injustamente (7,24) en contra del hombre. Su pregunta delata incredulidad y autosuficiencia. Jesús había predicho que, como consecuencia del proceso que él abre, quedarían ciegos; ellos preguntan irónicamente si lo son ya, negándose a creer que quienes poseen el conocimiento basado en la Ley puedan ser ciegos ni vayan a perder nunca la luz.
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