domingo, 14 de agosto de 2022

Jn 9,6

 Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, le untó su barro en los ojos.

Jesús pasa a la acción. No le consulta porque, siendo ciego de nacimiento, no sabe lo que es la luz ni puede siquiera desearla. No pretende, sin embargo, suprimir su libertad; va a ponerle ante los ojos el proyecto de Dios sobre el hombre. La decisión de obtener la vista quedará en sus manos; él tendrá que ir por propia iniciativa a lavarse a la piscina.

El barro alude a la creación del hombre. Aunque en Gn 2,7 se dice que Dios lo <<modeló>> del <<polvo>> de la tierra (arcilla del suelo), en ogtros pasajes del AT se usa la palabra <<barro>>; así en Job 10,9: <<Recuerda que me modelaste de barro>>; Is 64,7: <<Señor, tú eres nuestro padre, nosotros el barro/arcilla y tú el alfarero: somos todos obra de tu mano>>. Con el uso del barro, Jesús reproduce simbólicamente la creación del hombre. Recuérdese que <<el día del Mesías>> es el día sexto (2,1 Lect.), en que el hombre fue creado.

Jesús hace barro con su saliva. Hay un elemento preexistente, la tierra (escupió en tierra), y uno suyo personal. Se pensaba que la saliva transmitía la propia fuerza o energía vital. En este contexto toma el puesto del agua necesaria para hacer el barro, resultado de la mezcla de ambos elementos. Por eso, a continuación habla Jn del <<barro de Jesús>>. Se percibe claramente la intención del evangelista: hacer barro con la saliva significa la creación del hombre nuevo (simbolismo del día sexto), compuesto de la tierra/carne y la saliva/Espíritu de Jesús.

De ahí la frase siguiente: le untó su barro en los ojos. El barro modelado con el Espíritu es el proyecto de Dios realizado, cuyo modelo es Jesús mismo, su propia humanidad llena de la gloria/amor de Dios. Esto es lo que pone ante los ojos del que nunca ha visto y no sabe lo que es ser hombre.

Jn usa dos verbos para indicar la aplicación del barro en los ojos del ciego: en esta perícopa, el verbo untar/ungir (9,6.11); más adelante, sencillamente aplicar (9,15). La diferencia ha de ser notada. El primer verbo está en relación con el apelativo de Jesús <<el Mesías/el Ungido>> (1,41; 4,25). Resumiendo todos los aspectos contenidos en la acción, Jesús pone ante los ojos del ciego el hombre ungido por el espíritu. Al mismo tiempo. él, como Ungido por excelencia, realiza su obra ungiendo al hombre. Al untarle las ojos, lo invita a ser hombre acabado, ungido e hijo de Dios por la comunicación del Espíritu (17,17-19 Lect.).

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