Repuso Jesús: <<Si yo mismo me procurase gloria, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me la procura>>.
Contra lo que insinúan, Jesús no pretende arrogarse títulos; él no viene a buscar su gloria (5,41.43; 7,18; 8,50) ni necesita una gloria exclusiva suya. Quien tal hace demuestra la falsedad de su doctrina y delata su propia injusticia (7,18), mientras en Jesús no hay pecado, opresión ni explotación del hombre (8,46). Es el Padre quien lo honra, haciendo brillar en él su amor y lealtad (1,14).
No hay comentarios:
Publicar un comentario