jueves, 11 de agosto de 2022

Jn 8,49

 Replicó Jesús: <<Yo no estoy loco, sino que honro a mi Padre; en cambio, vosotros queréis quitarme la honra a mí>>.

Del primer insulto (samaritano) Jesús no se defiende porque no lo considera tal. Los heterodoxos de Samaría aceptaron su mensaje (4,4ss), mientras los ortodoxos de Judea intentan matarlo. Responde, en cambio, al segundo (loco).

Lo que él está haciendo es precisamente defender la honra de su Padre, reivindicar su fama, destruyendo la imagen falsa de Dios que ellos han creado. Defiende el honor de Dios, mostrando su verdadero rostro. Ellos no lo conocen ni conservan su mensaje (5,37s); en vez de aceptar con alegría la manifestación del amor del Padre, presente en Jesús, se oponen a éste intentando desacreditarlo. Su dios es el reflejo de lo que ellos son, no un Dios-amor, sino un dios-tirano. El verdadero Dios es para ellos una herejía y una insensatez (samaritano, loco).

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