lunes, 15 de agosto de 2022

Jn 9,7a

 y le dijo: <<Márchate a lavarte a la piscina de Siloé (que significa ´Enviado´>>.

El proyecto de Dios manifiesta su amor por el hombre. Jesús se lo ha mostrado, pero la curación no sucede automáticamente; el ciego tiene que aceptar la luz y optar libremente por ella (3,19-21; cf. 1,12: a cuantos la recibieron, los hizo capaces de hacerse hijos de Dios, a esos que mantienen la adhesión a su persona).

La opción libre del hombre se manifestará yendo a la piscina según la orden de Jesús; si sigue el camino que él le marca y va al sitio que le dice, encontrará la luz; el que era <<carne>> nacerá del Espíritu (3,6).

La piscina de Siloé, que no ha de ser confundida con la fuente del mismo nombre, se encontraba fuera de los muros de la ciudad. Se hacían allí los baños/bautismos de los prosélitos paganos. Respecto a la salvación que él trae, Jesús pone al judío en el mismo plano que al pagano. El nombre de la piscina está interpretado por Jn. El nombre original (aram. siloah / siloha) significaría emisión/envío [de agua] o bien `[agua] emitida/enviada. El evangelista adapta el nombre para aplicarlo a Jesús <<el Enviado>> (cf. 3,17; 4,34; 5,24.30.37, etc., y, poco antes, 9,4). No se menciona el agua de la piscina, que es, por tanto, el agua del Enviado, el Espíritu que manará de su entraña (7,37-39; 19,34).

Es la segunda piscina que se menciona en este evangelio. La primera estaba dentro de la ciudad (5,2: en Jerusalén, junto a la Ovejera) y tenía cinco pórticos, figura de la Ley (5,2 Lect.). La segunda está fuera de la ciudad, y es la piscina del Enviado. En la primera, el agua se agitaba periódicamente; como se ha visto, este hecho es en el evangelio figura de las agitaciones mesiánicas en las que el pueblo ponía su esperanza (5,7 Lect.). La de Siloé recuerda el texto de Is 8,6-7: <<Ese pueblo ha despreciado el agua de Siloé que corre mansa ... sabed que el Señor hará que los sumerjan las aguas del Éufrates, torrenciales e impetuosas>>.

La doble mención de untar/ungir (9,6.11) y la de la piscina (9,7), término que será utilizado para designar la fuente bautismal cristiana, muestran que se lee la actividad de Jesús a través de los ritos de iniciación de una comunidad.

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Jn 21,24-25

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