<<¿Quién de vosotros puede echarme en cara pecado alguno?>>.
El desafío de Jesús muestra su seguridad. <<Pecado>> significa para él oposición al designio de Dios, injusticia contra el hombre (7,18; 8,23 Lect.). Según esta norma de moralidad, Jesús cambia radicalmente el concepto de pecado. Ellos, en cambio, proponen la Ley como norma absoluta por encima del bien del hombre, interpretada además según sus propios intereses (cf. 7,18.24). Jesús afirma que en él no hay injusticia, precisamente porque no busca su gloria ni su propio interés; él ha estado siempre en favor del hombre y los desafía a probar lo contrario. Subraya la coherencia inatacable entre su mensaje y su conducta; no hay distancia entre su decir y su obrar. Por eso la incredulidad de ellos no tiene excusa (cf. 15,22.24) ni la persecución de que lo hacen objeto tiene fundamento (5,18; 7,1.19ss).
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