Contestó él: <<Y ¿quién es, Señor, para dársela?>>.
El hombre ha dado ya su adhesión interior al ideal de hombre que Jesús le había hecho descubrir, pero no sabía que se realizara plenamente en él. Ante la pregunta de Jesús, desea identificarlo para expresarle su fe. De la experiencia del don recibido se llega a la adhesión al dador de cuya plenitud se recibe.
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