martes, 16 de agosto de 2022

Jn 9,29

 <<A nosotros nos consta que a Moisés le estuvo hablando Dios; éste, en cambio, no sabemos de dónde procede>>.

Dan su argumento para rechazar a Jesús. De Moisés nos consta; de ése, no. No pudiendo negar el hecho, quieren denigrar la persona. Como de costumbre, designan a Jesús por un pronombre despectivo. Su nombre les evoca su propia historia. Jesús (Josué), sucesor de Moisés, introdujo al pueblo en la tierra prometida. Su nombre significa <<Dios salva>>, y ellos no pueden admitir que Jesús sea un salvador enviado por Dios.

Les consta que a Moisés le habló Dios por unos libros que conservan una epopeya del pasado, cuando Dios, por su medio, había liberado al pueblo. No quieren reconocer la necesidad de una nueva liberación ni que el pueblo se encuentra oprimido, pues ahora son ellos los opresores. Los que cantan la liberación antigua se oponen a la presente. Al Dios que en otro tiempo los sacó de la esclavitud le prohíben ahora sacar a otros de la esclavitud que ellos procuran. Si el éxodo de Egipto había sido obra del amor de Dios a su pueblo (mi hijo, Éx 4,22s; Os 11,1), ellos interponen ahora la Ley de Moisés para evitar toda manifestación de su amor. No están dispuestos a reconocerlo cuando se muestra en Jesús.

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