sábado, 20 de agosto de 2022

Jn 10,4

 <<cuando ha echado fuera a todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz>>.

A todos los suyos Jesús los echa, los empuja fuera. La frase está en paralelo con la del templo, cuando echó de allí a todas las ovejas y bueyes (2,15b Lect.), gesto simbólico que anunciaba su programa, y con el aviso que dio al paralítico curado (5,14). El templo, lugar de la explotación, era el lugar de la muerte para el pueblo, representado por el ganado que allí se vendía.

Jesús, que echa a los suyos fuera del recinto de la institución, se opone a los dirigentes que echan fuera de ella al que había sido ciego (9,34). Con su frase les advierte que, en realidad, no han sido ellos lo que lo han expulsado, sino él quien lo ha sacado. Al conseguir la vista, el ciego estaba ya fuera de su dominio.

Él mismo les marca el camino y ellos lo siguen. <<Seguir>> describe la actitud del discípulo respecto a Jesús. Él mismo es el camino (14,6) que los suyos han de recorrer. Su voz les da seguridad, porque comunica vida (6,63: las exigencias que os he estado exponiendo son espíritu y son vida); la experiencia de vida lleva al seguimiento.

Pero Jesús no mete a sus ovejas en otro recinto. No va a crear una institución paralela a la antigua, sino a dar libertad. Los suyos vivirán con él (1,39), unidos a él (15,1ss).

Las ovejas no podían salir solas, porque no había alternativa. Jesús las saca ofreciéndoles la vida. Los que oyen su voz son los que el Padre le entrega (6,37), por eso son suyos propios. A ésos comunica vida definitiva, en ellos cumple el designio del Padre (6,39s).

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