Les replicó: <<Ya os lo he dicho y no me habéis hecho caso. ¿Para qué queréis oírlo otra vez? ¿Es que queréis haceros discípulos suyos también vosotros?
Querían encontrar una escapatoria. La réplica del hombre los asocia a los sordos de Is 42,18: <<Sordos, escuchad y oíd; ciegos, mirad y ved>>. El pueblo está ciego, porque no lo dejan ver; los dirigentes, sordos, porque no quieren oír. Ante aquella obcecación, el hombre se permite la ironía: ¿Es que queréis haceros discípulos suyos también vosotros?
No hay comentarios:
Publicar un comentario