Les contestó Jesús: <<Pues sí, os lo aseguro: Desde antes que existiera Abrahán, soy yo lo que soy>>.
Jesús responde con una declaración solemne. No se detiene en la cuestión planteada por sus adversarios; su afirmación es más genérica, pero, como antes, toma pie de las opiniones del tiempo sobre el Mesías. En la literatura rabínica se afirma con frecuencia que, desde antes de la creación del mundo, Dios había concebido el proyecto de varias realidades posteriores, entre ellas la Ley, Israel y el Mesías. Respecto al Mesías se apoyaba esta opinión en el Sal 72,17: <<que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol>>; interpretado por los comentadores: <<antes que existiera el sol brotó su nombre>>. Jesús, el Mesías, fue desde siempre un determinante de la historia, pues en él había de brillar la gloria de Dios (17,1), realizarse su proyecto y resonar la Palabra divina primordial (1,14).
No hay comentarios:
Publicar un comentario