Contestó él: <<Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo: ´Márchate a Siloé y lávate´. Fui entonces, y al lavarme empecé a ver>>.
La respuesta del antes ciego, que vuelve a enumerar las acciones de Jesús (cf. 9,6), muestra la importancia del relato de la curación. El curado considera a Jesús un hombre como él (9,1: un hombre; 9,11: ese hombre). Sabe que se llama Jesús, que en el contexto podría aludir a su significado etimológico, <<Dios salva>>, pero no lo conoce. Lo cierto es que, siguiendo sus instrucciones, ha obtenido la vista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario