Se enteró Jesús de que lo habían echado fuera, fue a buscarlo.
La iniciativa es de Jesús, como había sucedido con el inválido (5,14). A diferencia de este último. Jesús no va a prevenir al hombre para que no peque, pues ha resistido ya la prueba, enfrentándose con los dirigentes hasta encontrarse expulsado. Él ha visto la luz y no cede ya a la tiniebla.
Jesús no abandona al que ha sido fiel a la nueva visión de sí mismo y del mundo. Con su pregunta, va a acabar la labor de iluminación que había comenzado.
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