Oyeron los fariseos estos cuchicheos de la gente; entonces, los sumos sacerdotes y los fariseos mandaron guardias a prenderlo.
Los fariseos, defensores de la Ley, se dan cuenta del rumor que circula en el pueblo. La aceptación de Jesús como Mesías los alarma, pues derribaría el sistema legal, en que ellos se apoyan (5,17 Lect.; 7,19). Aunque en política eran adversarios, los maestros espirituales del pueblo (fariseos) se alían con la autoridad religioso-política de Israel (sumos sacerdotes), pues Jesús pone en peligro las bases del poder de ambos. Por primera vez envían guardias a prenderlo (cf. 18,3). Para ellos, el pueblo debe someterse a su autoridad. Todo lo que la disminuya es un peligro que atajar inmediatamente (cf. 2,18; 5,10).
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