<<Todavía voy a estar un poco de tiempo entre vosotros y luego me marcho con el que me mandó>>.
Jesús no se turba ante los que van a prenderlo, pues sabe que aún no ha llegado su hora (7,30). El desenlace, sin embargo, está cerca: conoce el odio (7,7) y las intenciones de matarlo que abrigan los dirigentes (5,18; 7,1.19). Exhorta a no perder tiempo, a aprovechar la ocasión. El está para marcharse con el Dios que ellos no conocen /7,28), su misión está para terminar. Mientras él está presente se puede optar. Pone el acento sobre la brevedad del plazo disponible, que es tiempo de salvación (cf. 12,35). Los apremia a aprovechar la oportunidad que él les ofrece. Este <<poco tiempo>> que el pueblo lleva oprimido, sin capacidad de movimiento (5,5s). La presencia de Jesús ofrece la posibilidad de curar males inveterados; Dios se manifiesta en él y está presente como Padre (5,36s; 14,9 Lect.). Él está <<entre ellos>>, pero no lo conocen, como había afirmado Juan (1,26).
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