Le replicaron entonces: <<Nosotros no hemos nacido de prostitución; un solo padre tenemos, Dios>>.
Los dirigentes comprenden perfectamente la alusión de Jesús, pues en los profetas la idolatría se comparaba a la prostitución. Ellos niegan rotundamente ser un pueblo idólatra. Finalmente han llegado a comprender que hay un Padre por encima de Abrahán. Profesan su monoteísmo, su lealtad a Dios e, implícitamente, a su alianza y a su Ley (Dt 5,7: <<No tendrás otros dioses rivales míos>>), que conforma su conducta a lo que Dios quiere.
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