<<y también en vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos es válido>>.
Jesús se distancia de nuevo de las instituciones judías (vuestra Ley, cf. 7,19), pero los enfrenta con las prescripciones de su propia Ley (Dt 19,15: <<Sólo por la declaración de dos o tres testigos se podrá fallar una causa>>; cf. Dt 17,6; Nm 35,30). Si el Padre los acusa junto con Jesús, tienen que reconocer que su sentencia es justa y válida. Jesús insiste continuamente en el origen de su misión y de su actividad, pues no están dispuestos a reconocer en su obra liberadora la obra de Dios (5,36-38).
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